domingo, 18 de diciembre de 2016

Malestar

"¿Toda enfermedad es un duro aprendizaje?"
"Sí" -Anaís contestó mirándola directo a los ojos- "¿Por qué preguntas?"
"No entiendo qué se aprende" -Caminó mientras le contestaba
"Siempre se aprende algo, por ejemplo, este malestar de ellos me ha enseñado el amor ágape,
ese que solo se da con la infinita confianza en el otro"
"¿Y el dolor? ¿Qué pasa con el dolor de ellos? ¿Vale la pena ese dolor por la lección?"

La frase le quedó resonando, "¿vale la pena el dolor?"
Pasó el tiempo, pasó, pasó...
Cuando todo hubo pasado la respuesta era "Sí vale la pena el dolor"
Él aprendió a amarla, valoró aquello que nunca había valorado, 
se fue humilde, se fue en paz, perdió culpas que le habían cargado y que aceptó cargar...
Ella dejó de cuestionar, aprendió  a aceptar, a ser prudente, a ser humilde,
ella fue la que más aprendió y se quedó para enseñarlo...

Anaís aprendió a decir "eso no es mío"
A colocar cada cosa es su lugar, a ser prudente, a escuchar mirando, 
a aceptar, a respetar... Aprendió su lugar, para eso había servido todo ese malestar.

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