¿Para qué
trabajamos los padres arduamente en nuestra cotidianeidad?
Al final del día repaso cada momento, hay
días plenos, llenos de aprendizajes con plena conciencia, en los que enseñé,
aprendí, organicé, controlé… Y hay otros, otros como el de hoy, en el que
sentí, viví, disfruté e integré… Estos
últimos son los más productivos, son los que me permiten ver con claridad los
errores del pasado, para corregir y construir el presente ¡qué cosa! ¡Qué
maravilla es la posibilidad de elección! Este libre albedrío que nos hace
responsables de escoger y aprovechar lo cotidiano para enseñar lo maravilloso,
así debería ser con nuestros hijos, deberíamos poder darle tiempo a lo pequeño,
a la reflexión de lo sencillo para que devenga el análisis de lo profundo, la
comprensión de lo extenso en cada una de sus partes.
Los padres estamos llamados a ese análisis,
a no juzgar por nuestra historia y desde nuestros errores o falencias, sino a
reconocerlas en nosotros para no transmitirlas a los que vienen, estamos
llamados a enseñarles pensando en ellos, con plena conciencia personal que nos
lleve a trascendernos en aquellos que se quedarán con la herencia familiar.
Los deberes parentales exigen prepararnos,
esa preparación tiene que ver con el asumir nuestra propia historia de hijos,
de adultos, para poder tomar, dejar, construir o deconstruir los modelos de papá y mamá, el recuerdo o la
influencia de nuestros hermanos, de aquella tía, de aquel vecino. Ese recuerdo
que nos formó, esa experiencia o frase que nos movió, debe estar nítida en
conciencia mental y afectiva, entonces podremos integrarla para asumirla y
usarla en el bien de los que nos preceden.
Al final del día entre las cosas que me
quedan, la que más feliz me hace es esa experiencia de haber compartido lo
aprendido, de haber vivido lo suficientemente integrada entre mi pensar y mi
sentir para poder compartir, desde el amor la experiencia ganada.
El trabajo del padre tiene que ver con su
crecimiento integral como ser humano, solo así logrará enseñar a crecer al ser
humano que cuida.
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