domingo, 16 de marzo de 2014

¿Qué nos queda al final del día?

¿Para qué trabajamos los padres arduamente en nuestra cotidianeidad?

Al final del día repaso cada momento, hay días plenos, llenos de aprendizajes con plena conciencia, en los que enseñé, aprendí, organicé, controlé… Y hay otros, otros como el de hoy, en el que sentí, viví, disfruté e integré…  Estos últimos son los más productivos, son los que me permiten ver con claridad los errores del pasado, para corregir y construir el presente ¡qué cosa! ¡Qué maravilla es la posibilidad de elección! Este libre albedrío que nos hace responsables de escoger y aprovechar lo cotidiano para enseñar lo maravilloso, así debería ser con nuestros hijos, deberíamos poder darle tiempo a lo pequeño, a la reflexión de lo sencillo para que devenga el análisis de lo profundo, la comprensión de lo extenso en cada una de sus partes.

Los padres estamos llamados a ese análisis, a no juzgar por nuestra historia y desde nuestros errores o falencias, sino a reconocerlas en nosotros para no transmitirlas a los que vienen, estamos llamados a enseñarles pensando en ellos, con plena conciencia personal que nos lleve a trascendernos en aquellos que se quedarán con la herencia familiar.

Los deberes parentales exigen prepararnos, esa preparación tiene que ver con el asumir nuestra propia historia de hijos, de adultos, para poder tomar, dejar, construir o deconstruir  los modelos de papá y mamá, el recuerdo o la influencia de nuestros hermanos, de aquella tía, de aquel vecino. Ese recuerdo que nos formó, esa experiencia o frase que nos movió, debe estar nítida en conciencia mental y afectiva, entonces podremos integrarla para asumirla y usarla en el bien de los que nos preceden.

Al final del día entre las cosas que me quedan, la que más feliz me hace es esa experiencia de haber compartido lo aprendido, de haber vivido lo suficientemente integrada entre mi pensar y mi sentir para poder compartir, desde el amor la experiencia ganada.


El trabajo del padre tiene que ver con su crecimiento integral como ser humano, solo así logrará enseñar a crecer al ser humano que cuida.

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