Contrario a lo que podríamos creer, frente a las crisis
siempre tenemos opciones, dejarnos arrastrar por ellas, darles la cara y salir
airosos, paralizarnos, ir por un camino y retroceder, escoger ir por otro,
todos son válidos, ninguno de estos afrontamientos está bien o mal, son “solo”
eso, formas de afrontar, es importante tener claro que son formas y que son
válidas, lo que puede lastimarnos es quedarnos en una sola forma de afrontar
las situaciones, el truco es ir practicando una y otra.
Acá en este espacio voy a ofrecer algunos consejos para ir
revisándonos, ir mirando qué camino tomamos y cómo podemos ir adaptándonos a la
situación, probando una forma u otra de afrontar las crisis.
- Identificar amorosamente, es decir, sin criticarme, ¿cuál es mi tendencia? ¿Me he quedado paralizad@, estoy haciendo camino, estoy sin ánimo? Este ejercicio es de todos los días y a veces de varias veces al día, expande la consciencia de nosotros y nos conecta con el momento, disminuye la sensación de incertidumbre.
1.
Si mi
respuesta es me quedé paralizad@, entonces la emoción probablemente es miedo.
¿Qué me dice este miedo, me pone frente a qué temor? El poder ir explorando mis
pensamientos, me ayudará a darles formas y cauce.
2.
Si mi
respuesta es estoy sin ánimo, no quiero hacer nada o no logro concentrarme,
entonces podría ser tristeza. ¿Qué me dice esta pena, me pone frente a qué
posible pérdida?
3.
Si mi
respuesta es no sé qué siento, son muchas cosas, solo siento como ahogo, como
que no puedo parar de pensar, entonces, tal vez, es angustia. La angustia
es la mente en el futuro y puede llegar a convertirse en un malestar físico de
tanto pensar en mañana y en cómo será.
4.
También
puede haber una reacción súper positiva como si no pasara nada, acompañada de
una sensación de desconexión, eso suele ser negación. Vale entonces
permitirse revisar la situación en la que estamos y dejarse estar triste.
Muy bien, llegamos a saber qué sentimos y a escuchar nuestros pensamientos, ahora viene la segunda parte:
- Aceptarnos, no criticar lo que sentimos, las emociones son eso, emociones, que siempre traen un aprendizaje, por ejemplo, tengo miedo de contraer covid y morir. El aprendizaje es tan sencillo como complicado, hay que reflexionar sobre la vida que llevo y mi propia muerte e ir aterrizando en qué nivel de satisfacción de vida y de riesgo de muerte estoy y cómo puedo mejorarlo. El ideal es conversar esto que siento y pienso con alguien que me respete y me escuche, en muchos casos no se trata de cambiar el pensamiento, sino de dejarlo fluir, el miedo a la muerte es un miedo estructural del ser humano, por eso en este momento está exacerbada esta emoción.
En este momento la tristeza, el miedo y la angustia son las
emociones cotidianas, sentirlas es normal, dejemos que fluyan, piensen en estas
emociones como una visita no deseada, pero que tenemos que recibir, las dejamos
pasar las atendemos un momento de “la mejor manera posible” y luego decimos que
tenemos algo que hacer, aunque sea mentira, así la visita se cansa o se va, así
mismo son estas emociones y éste es el paso tres:
- Buscar alguna actividad aquí y ahora, esto no quiere decir que tendremos ganas de hacer la actividad o que será fácil, es solo movernos a hacer algo distinto que nos desconecte de la emoción luego de que hemos receptado su mensaje. Así podemos leer, pintar, coser, cocinar, hablar con otra persona, esto es como cuando queremos que la visita incomoda se vaya…
Es importante saber que mientras hacemos la actividad
escogida, la emoción podría regresar, entonces, ahí empieza el ejercicio de
nuevo. Recuerden que la práctica hace al maestro, cuando todo pase van a tener
muchos momentos de reflexión que podrán seguir revisando, seguramente cada uno
le va a ayudar a crecer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario